Compré muy barata esta maquinilla Gillette, completamente oxidada y llena de jabón, pero sin ningún defecto mayor, y me puse a restaurarla utilizando técnicas de joyería.

Después de un buen lavado con jabón y otro con cepillo de dientes y pasta dentífrica blanqueante, utilicé la Dremel con los accesorios de la fotografía.
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Las lijas arrolladas sobre un tambor permiten pulir superficies grandes. Las lijas más finas deben eliminar todas las señales de las lijas más bastas para lograr un pulido perfecto.
Para las zonas en ángulo se utilizan los estropajos, que permiten acceder a rincones. Podrían usarse sólo los estropajos, pero no lo he probado.
La zona entre los dientes puede terminarse de limpiar con las puntas de diamante.
Una vez pulidas las piezas, se monta una bola de algodón en la Dremel.
Se carga de pasta rozándola contra el óxido de cromo y se comienza a pulir el metal.
¡¡CUIDADO!! Es conveniente acondicionar el lugar y llevar mascarilla si no queréis acabar con los pulmones verdes, la cara verde, la mesa verde, las paredes verdes y puestos verdes por la indignada parienta. (Yo no lo sabía.......)
Finalmente limpian las piezas con un trapo para darles el brillo de espejo final.

Para mantener el brillo utilicé un spray de barniz para metales de LAKEONE que encontré en L.M. y que habrá en muchas ferreterías. La capa de barniz protegerá la maquinilla durante mucho tiempo y se elimina fácilmente con disolventes.
Todos los accesorios los tenéis en Ebay.
¡Animo! No es muy complicado pulir las maquinillas a espejo.