Tenía una bicicleta de montaña en perfecto estado, una Scott Mohaka de principios de los 90. La usé un par de años, luego se quedó sin uso unos cuantos más. Intenté varias veces usarla de nuevo pero desistí porque la postura sobre ella me destrozaba el cuello. Casi por casualidad durante el verano leí algunos artículos sobre bicicletas híbridas y eso me hizo pensar en la posibilidad de transformar mi mtb en una bicicleta utilizable. Como creo que lo de tener una bicicleta de montaña arrinconada en el desván o en la cochera es algo muy habitual, publico mi experiencia por si puede ser útil para animar a algún compañero a desempolvar su vieja cabra montesa y darle una nueva oportunidad tal cual o modificada para adecuarla a un nuevo uso.
Lo primero era tener claro para qué quería la bicicleta. No la quería para hacer la cabra por el monte, la quería para un uso principalmente urbano pero con la posibilidad de poder afrontar caminos no asfaltados o salir a carretera para desplazamientos cortos. Era requisito indispensable que la postura fuese cómoda y que se pudiese usar con ropa normal en desplazamientos urbanos y con deportiva en salidas fuera de la ciudad.
Fijado el objetivo era cuestión a decidir qué partes iba a conservar y cuáles modificar, cambiar y añadir.
Mantengo:
Cuadro y horquilla en acero 4130, tija de sillín, potencia, cambio, ruedas de aluminio, platos, piñones, bielas y pedales.
Cambio:
- Neumáticos. Para un uso urbano está claro que unos neumáticos de tacos son una locura. También lo sería usar lisos porque aquí llueve y cuando no lo hace se riegan las calles para limpieza. Opté por unos neumáticos mixtos de 1,75. Cámaras nuevas. 40/50 psi D/T.
- Manillar. Subí la potencia unos cuantos centímetros pero para conseguir una postura más erguida cambié el manillar original de acero con 6º de inclinación por otro de aluminio de doble altura y 40º. Este sencillo y económico cambio convirtió un martirio en un placer.
- Frenos. Los frenos originales, tipo cantilever, estaban bien aunque había que cambiar zapatas y cables. Ya metido en harina decidí cambiar por completo el sistema de frenos por otro tipo V. Poner discos sería absurdo, para eso me compro una bicicleta nueva. Los V para el uso que le pienso dar a la bici son la mejor opción.
- Sillín. El original era para uso deportivo. Para una postura más erguida mejor uno de gel para hacer cómodo el apoyo sobre los isquiones, tanto con ropa de calle como con culote con badana. Apertura central para reducir la presión en la zona perineal.
- Puños. Los originales estaban agujereados para poner los típicos cuernos de la época y la goma estaba un poco chiclosa. En principio iba a poner unos ergonómicos pero solo encontré largos y yo los necesitaba cortos ya que el cambio es de puño. Al final puse unos cortos normales que usados con guantes no creo que me den problemas. En caso contrario ya buscaré solución.
Añado:
- Guardabarros. Unos ligeros de plástico para evitar salpicaduras.
- Pata. Eso de dejar la bici tirada de cualquier manera, no. Apoyarla contra algo es mejor solución hasta que se mueve y se cae. Pata clásica y asunto arreglado.
- Luces y timbre. Obliga la ley y el sentido común.
- Velocímetro multifunción. Este ya lo tenía de los primeros tiempos. Da la hora, velocidad, distancias parciales y total, vamos, lo básico. Funciona perfectamente porque lo guardé sin pila.
- Portamóvil. Para poder llevar el móvil a mano, protegido y utilizable.
- Transportín trasero. Este se lo pondré cuando encuentre un modelo que me guste.
Ya le he hecho unos kilómetros para comprobar que todo funciona correctamente y que es muy cómoda de usar, nada que ver con lo que era antes. Ahora toca disfrutarla y no dejar que vuelva a acumular polvo.
Un par de fotos:

