Blauer Max escribió
Hermanos, confieso que he pecado. Me han sometido a un embrujo los malvados señores oscuros del afeitado moderno, @"setentero" y el abominable padre @"ÁngelH". No encuentro otra explicación a mi herejía. Pido no ser desterrado de la comunidad y como muestra de arrepentimiento me he encomendado a San Martin de Candre, a Santa Maria Novella y a Santa Lea para que guíen mis pasos y no me dejen en las tinieblas. Sed indulgentes con mi pobre alma pecadora.
Y vi en la mano derecha del que estaba sentado en el trono un libro escrito por dentro y por fuera sellado con siete sellos.
Y vi a un ángel fuerte que pregonaba a gran voz: ¿Quién es digno de abrir el libro y desatar sus sellos?
Y ninguno, ni en el cielo ni en la tierra ni debajo de la tierra, podía abrir el libro, ni aun mirarlo.
Y lloraba yo mucho, porque no se había hallado a ninguno digno de abrir el libro, ni de leerlo, ni de mirarlo.
Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu del Pelo Sintético, la raíz de La Conjunta ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos.
Y miré, y vi que en medio del trono y de los cuatro seres vivientes, y en medio de los ancianos, estaba en pie un Cordero como inmolado que tenía siete Mangos, y siete Navajas los cuales son los siete espíritus de Wade&Butcher enviados por toda la tierra.
Y vino, y tomó el libro de la mano derecha del que estaba sentado en el trono.
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de Locion Opaline, que son las oraciones de los santos
y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Myrsol, de todo linaje y lengua y pueblo y nación;
Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones
que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza.
Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos.
Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos: San Martín de Candre