Advierto que esto es largo....
Por lo poco que sé, el pelo de la barba no rige del todo por las mismas normas biológicas que el de la cabeza, como ejemplo (preocupante). Todos sabemos de hombres perfectamente calvos, y generosamente barbudos (salvo que se afeiten). La actividad del folículo piloso, que es el generador del pelo, envejece con la edad, claro, y su actividad metabólica también.
Esa actividad está regida por patrones genéticos, sexuales, raciales, hormonales y nutricionales, por ese orden. Es fácil incidir en los factores nutricionales, pero más difícil incidir en los hormonales (aunque perfectamente posible, no por el tema de la barba, tanto como por el tema del tratamiento para el cambio de sexo, por poner un ejemplo extremo y paradigmático en cuanto a los efectos de la hormonación) y por supuesto imposible en los tres primeros factores citados, que vienen de fábrica (nos gusten o no).
El pelo de la barba, sus folículos pilosos que nutren y generan esos pelos (los más duros del cuerpo) también envejecen, pero no al punto de cesar su actividad tricogénica, como si ocurre en la calvicie androgénica. Ese envejecimiento se nota en una producción menor de sebo. El pelo contiene hasta un 25 % de su peso en sebo. Esa proporción disminuye con la edad, y le da un aspecto más áspero, y como más duro, en efecto. De hecho el diámetro del pelo disminuye ligeramente con la edad a partir de los cincuenta (el de la barba digo, el de la cabeza, ni os cuento) o permanece constante en el mejor de los casos, si la nutrición es correcta. Pero de cara a a la sensación usando una cuchilla, en efecto, hay la sensación de endurecimiento. Por ese motivo, no es inadecuado recomendar, aún más si cabe, y a medida que nuestra barba envejece, el uso de jabones o cremas de afeitar con cierto sobreengrase, si es posible de grasas nobles como las lanolinas, jojoba, karité, ricino, etc, tanto por su capacidad emoliente, como hidratante.
Si me permitís, abusaré de vuestra paciencia con una reflexión darwiniana. En cuanto al genotipo, el hombre del antropoceno (que es la era geológica actual) no es diferente del paleoceno (bueno, del paleolítico exactamente). Nuestra maldad y fenotipo han evolucionado más rápidamente que nuestro legado genético, muy por encima de cualquier otra especie (sobretodo muy por encima de las que hemos aniquilidado). ¿ Qué tiene eso que ver con afeitarse?. No ser impacientes, a eso voy, ser pedante lleva su tiempo en explicar las cosas.
El pelo de la cabeza, tiene y tenía una función protectora (del sol, y especialmente del frío, básicamente, pese a los piojos y que te enredabas en los arbustos huyendo del tigre...), con una buena melena, quién necesita sombrero. El pelo del pubis y el de la barba, tenían una función erógena. Si, cuanto más barba más atractivo para las hembras. Cuanto más pelo en las zonas púbicas (y sobacos) más olor (por el sebo enranciado) y más estimulación erotógena olfativa. Bueno, la barba era un poco como la melena del león. El olor a sudor es desagradable para nosotros, en esta época, pero la neuropsicología olfativa del hombre actual, tampoco rige por los mismos paradigmas, no ya del paleolítico, ni siquiera por los de la época romana, cuando ya la gente era muy "civilizada", y comían el garum que olía fatal.
El pelo en la cabeza a los cincuenta años es innecesario (desde el punto de vista de la evolución humana) porque a esa edad, si llegabas (que eran poquísimos) ya eras un patriarca del clan, un abuelito vamos, y no salías a cazar, eso lo hacían tus nietos, tu estabas ahí en la choza, gestionando. Sin embargo la pulsión sexual, dado que la procreación de la especie es el objetivo más importante en la evolución y todos los recursos metabólicos deben destinarse a ese fin, no era necesariamente prescindible, y la barba en la cara debía ser conservada, funcionalmente.
Por eso, que es lo que quería explicar, el pelo de la barba (y otras zonas pudendas) no se rige por la hormonalidad del de la cabeza. Y lo conservamos como un legado del paleolítico, para afeitarlo como gente civilizada. Desde luego los tiempos han cambiado (pero los genes no).
Gracias por leer hasta aquí.