Amigos, Barcelona es una ciudad fascinante por muchos motivos. Es una de las ciudades más visitadas del mundo. Es fácil encontrar rutas organizadas, tanto localmente como por operadores turísticos, sobre temas diversos. Dado que guarda relación con el tema de este foro, me complace invitarles a seguirme por las calles de Barcelona en esta ruta histórica del perfume, el jabón y la higiene, una ruta sin precedentes, nunca publicada, y de la que espero ser su virtual cicerone, para que la disfruten por si mismos cuando tengan ocasión.
Museo del perfume.
Passeig de Gràcia, 39, Entramos en la perfumería Regia, fundada en 1928, Por 5 € podemos acceder al Museo del perfume, inagurado en 1963. Una colección de 5000 frascos de perfumes, esencieros, incensarios, cuencos, alabastrones, lekanys, fiolas, desde la antigüedad clásica (Egipcio, Grecia, Corinto, Cártago, Roma) pasando por la época medieval y por supuesto las épocas comercial y precomercial, y con materiales diversos: barro egipcio, cristal romano, metal de la época medieval, plata, oro, cristal tallado, ópalo, marfil, lapislázuli, nácar, y porcelana europea. Llegada la época industrial, aparecen las grandes marcas y las etiquetas. Una de las primeras es la alemana 4711. Se llamó así porque cuando Napoleón conquistó la ciudad de Colonia, puso un número a cada casa, y el 4711 le correspondió a la casa en la que se hacía esta colonia. El nombre de Colonia surge precisamente porque en esta ciudad alemana se elaboró la primera Agua de Colonia, obra del italiano Giovanni Maria Farina. La colección de frascos recoge casi todas las grandes marcas: Dior, Guerlain, Rochas, Channel, Lancome, Ives Saint Laurent, Carolina Herrera, Lubin, etc y también perfumistas locales como Myrurgia, Pertegaz o Parera. Una de las piezas más valiosas es un recipiente en forma de libro que perteneció a la reina María Antonieta y en el que está grabado su escudo de armas con la flor de lis.
Una fortuna inmensa con el jabón.
Bajamos por el Passeig de Gràcia, hasta el número 6-14, donde se ubican las tres Casas Rocamora. Edificio modernista de 1917, del arquitcto Jaoquim Bassegoda, decorado con pináculos y cúpulas de cerámica de color naranja, y elementos goticistas, que le dan aire de fortaleza medieval. Eran casa de alquiler, en realidad. Como la mayoría de los edificios modernistas del Passeig de Gràcia, su bella fachada hace halago de ostentación y poder. En este caso, la fortuna que pudo costear este edificio salió del jabón, si, tal cual, de la venta de jabón. Estas casa fueron financiadas por uno de los más acaudalados empresarios de Barcelona, Antonio Rocamora i Pujolà, heredero y propietario de las fábricas de jabón Rocamora, las de mayor producción de España, entre 1880 – 1910, y que gozaban del monopolio de exportación de jabón hacia las colonias antillanas (Cuba y Puerto Rico). En realidad el negocio lo inició su padre, Marcos Rocamora, Antonio puedo aprender en Marsella, y después en Lyon y París, todas las técnicas de producción y comercialización del jabón. La fábrica mayor y más moderna era la de Sant Martí de Provençals. La producción anual en 1894 fue de 8000 toneladas. La inmensa fortuna amasada por los Rocamora se multiplicó después a través de negocios inmobiliarios.
Siete años sin lavarse.
Continuamos hasta la Plaza de Cataluña. El centro neurálgico de la ciudad, Alfonso XIII la inaguró, tal como ahora la conocemos, con el conjunto de 28 esculturas de bronce que la adorna. Una de ella, ubicada frente al edificio del Corte Inglés, es obra de Eusebi Arnau, y representa a un viejo semidesnudo que sostiene una estatua de la Verge de Montserrat. Representa a Fra Joan Garí, un personaje legendario, al parecer el primer monje de Montserrat que vivía como anacoreta en una cueva. Intentando curar a la hija del Conde Guifredo, Riquelda, que estaba endemoniada, acabó abusando de ella y asesinándola, tentado por Lucifer. Penitente, llegó a Roma, donde el Papa le impuso este castigo: “Tu pecado es tan grande que no sé si tiene perdón. Has pecado como una bestia y como una bestia tienes que hacer penitencia. Vuelve a Montserrat, camina siempre a cuatro manos en el suelo, no te laves nunca más ni toques el agua si no es para beber. Tampoco digas jamás palabra alguna, porque las bestias tampoco hablan. Come hierbas y raíces de la montaña, no te pongas encima ningún hilo de ropa, recibe del todo los rayos del sol y la humedad de la serena. Huye y esquiva el trato de la gente y no mires nunca el cielo, porque no eres digno.” Y así se pasó el hombre siete años, hasta que lo capturaron vivo, pensado que era el Yeti de Montserrat, y fue conducido hasta el palacio Condal (se cree que entonces estaba en el Carrer Comtal con Via Laietana) para regalárselo al Conde. Podrán encontrar por ustedes mismos el final de la leyenda...
La fábrica de jabón Permanyer.
Torcemos la derecha por la Calle Fontanella, cruzamos y tomamos la poca concurrida y casi secreta calle Estruc. Esta calle medieval está referenciada desde le siglo XIV y se sabe que allí tenía su laboratorio el alquimista Astruc Sacanera. A lo largo del callejón observaremos placas de cerámica de simbología esotérica y alquímica (obra de Ricard Bru, 1998) escritas en una variante del hebreo. Según el señor Bru, son talismánicas y libran de la mala suerte a quien las lee hasta el final, y les fueron dictadas desde el más allá en trance (este señor era hipnotista y médium...). Al final encontramos la placa que dice: “A primeros del siglo XV la gente llamaba a esta calle Astruc Sacanera, o sea del astrólogo o brujo de Sacanera. Astruc es una hierba curativa y una palabra antigua aplicada a astrólogos o brujos. Aquí se vendía la pedra escurçonera, poseedora de virtudes contra la rabia y las picaduras”. Se vendía parece que en el número 22, según pone otra placa. La piedra escurçonera era un remedio medieval para tratar heridas y picaduras venenosas. Plinio cita en su Historia natural al ovum anguinum, un remedio de los Druidas galos. Posteriormente se llamaría piedra negra. Originalmente se obtenía de un hueso de la cabeza de la víbora (escurçó). Al final y a sus mejores efectos, se fue falsificando y después sustituyendo del todo por la piedra de alumbre, que a la postre resultó ser mejor para nosotros . No me veo restregándome un hueso de serpiente tras mi afeitado.
El edificio que sostiene esa placa, de hecho, toda la frontera hasta la vecina calle de les Moles con la calle Comtal, albergó una fábrica de jabón. Existe la referencia documental de que en 1782 había aquí la fábrica de Feliu Permanyer, en el legajo del expediente abierto en ocasión de las quejas vecinales por los vapores y humos que emanaba, y que motivó sucesivas inspecciones por parte de ingenieros y médicos enviados por el Ayuntamiento. Una reciente intervención arqueológica permitió un estudio exahustivo de los restos de la fábrica, con las dos calderas intactas, de ladrillo y mortero de cal, de 1,80 m de diámetro y 2.80 de profundidad, con su respectivos fogones. Una de las últimas referencias que tenemos de esta fábrica, del Anuario Comercial de 1863, es este anunico:
Condal, 14, La Estrella.- Gran fábrica de jabones de todas clases: blanco superior; duro jaspeado y amarillo; blando diafanado, dorado, á la malagueña, marsellesa y mallorquina.-Pastillas de jabón blanco superfino de libra y de seis onzas. Esportación a todas partes. D. Félix Permanyer.
Como ven, la fábrica continúo produciendo jabones, durante un siglo más (diversificando su oferta, porque en el siglo XVIII sólo tenían jabón blando y duro). Hasta que los Rocamora monopolizaron el mercado. Y Permanyer desapareció para siempre.
Mamuts, romanos y samurais.
Seguimos por el Carrer Comtal en dirección al centro, pasamos la Quesería Simó (o no la pasen, necesariamente) y cruzamos la concurridísima Avenida del Portal de l’Àngel ( el Ángel está, en una hornacina, en lo alto... poca gente lo ve) para tomar la calle de Santa Anna. En la esquina del callejón que nos llevaría a la Iglesia de Santa Anna, encontraremos la tienda de cosméticos Natura Siberica. Allí pueden considerar adquirir la crema de afeitar el Mamut, de la cual dicen (sic): ¡ La sofisticación del tamaño de un mamut! Esta arcilla de afeitar 2 en 1 permite un lujoso y confortable afeitado mientras actúa como mascarilla limpiadora. Con una rica textura espumosa, la arcilla blanca, el aceite de madera de cedro siberiano y extracto orgánico de cladonia nevada asegura un deslizado suave protegiendo la piel. Proporciona una limpieza facial profunda, con un acabado fresco y herbal. Disfruta de un acabado suave . Veamos el INCI: Agua, glicerina, ácido esteárico, caolín, coco-sulfato sódico. Decil glucósido, gliceril oleato, pinus sibirica aceite, Flavocetraria Nivalis Extracto, Salvia Officinalis extracto de hojas, Achillea Millefolium Extracto, Diplazium Sibiricum extracto, Sorbus Aucuparia extracto del fruto, Artemisia Vulgaris Extracto, ácido Citrico, alcohol benzílico, benzoato sódico, sorbato potásico, perfume. Si la saga de jaboneros Permanyer levantasen la cabeza....no entenderían nada. Claro, en aquella época la glicerina se sangraba del jabón, de lo contrario quedaba muy blando. Y aquí es lo primero que ponen. Y luego esas plantas rarísimas, siberianas...En cualquier caso, lo que no ha cambiado es el hyper de la publicidad, sólo que ahora es más técnica...y del tamaño de un Mamut.
Torceremos a la izquierda por el desangelado carrer de Bertrellans hasta llegar a la plaza de la Villa de Madrid, dejando la derecha el Ateneo, selecto club de intelectuales, para acercarnos a la Necrópolis sepulcral romana, del siglo I. Durante las excavaciones de 1956 quedaron al descubierto un total de 45 tumbas, de las cuales han quedado conservadas y descubiertas a la vista casi la mitad. Pertenecían a esclavos y libertos humildes, muchas de ellas del tipo cupa structilis, con un conducto de libación, para las ofrendas (básicamente vino, leche, carnes y sangre). Los rituales funerarios en el mundo romano eran complejísimos y prolijos. En esta necrópolis, se han encontrado numerosos ungüentarios, delgados frascos de vidrio destinados a albergar perfumes o aceites, para acompañar al difunto, o bien para aliviar el olor durante su cremación. En el Museo del Perfume vimos algunos de estos. También se ha encontrado un lacus o pequeña balsa, destinada a contener agua para los rituales funerarios. ¿ saben cual era la edad media de los individuos enterrados allí?. Pues 35 - 40 años. Sólo una tumba contenía un esqueleto de un señor muy mayor: 60 años. Claro a los 40 en aquella época uno ya había cumplido en todo, qué diferencia con la esperanza de vida de nuestra época. Vale que la mayoría eran esclavos (como nosotros) pero los avances en la alimentación, la higiene y la medicina han sido extraordinarios en los últimos tres siglos. Como esta ruta es de la higiene y el perfume, pues tengo que hablar de estas cosas, compréndalo. Pero bueno, si esto último ven que no fuera de su interés, entonces, no dejen la Calle Santa Anna, anden 3 minutos hacia el centro, y lleguen al final, casi hasta las Ramblas. Entre en la pequeña sucursal de l’ Occitane en Provence, donde podrán encontrar una línea de productos de afeitado basada en el aceite de cade (madera de enebro) desde toilette, el jabón palmítico triple prensado, el aceite pre, la crema, el after, etc. Justo al lado tienen la tienda de cosméticos Rituals, y una crema de afeitar llamada el Ritual del Samurái. Veamos el INCI: Agua, etilhexil estearato, alcohol ceterílico, glicerina, dicapril-carbonato, miristato de miristilo, cetearato-20, fenoxietanol, policuaternium-39, cloruro de cetrimonio, perfume/fragancia, farnesol, alantoina, goma xantana, extracto de Ginseng, bisabolol, aceite esencial de albahaca, tocoferol, aceite de soja, benzoato sódico, etilhexilglicrina, piroctona olamina, hidróxido sódico, ácido cítrico. En fin, entiendo el nombre de la crema, El Ritual del Samurai: el Harakiri. Que no , es broma, seguro que afeita. Lo que pasa es que no requiere brocha, no es crema espumante como la Occitane Cade de al lado, es más tipo Mamuth.
Bañeras y cuchillos.
Si optaron por la ruta de las cremas extrañas (Carrer de Santa Anna) llegados a las ramblas desciendan 200 m hasta llegar a la Calle Portaferrissa, el primer edifico a la izquierda es el Palau Moja. Entren hasta el patio interior de este palacio del S. XVIII, que Antonio López López, primer Marqués de Comillas compró en 1870. Aquí vivió durante 15 años con su limosnero , Mossén Cinto Verdaguer. Observen las bañeras de mármol que hay a su derecha, ahora habilitadas como grandes maceteros. Un invento de ricos las bañeras. El agua no llegaría hasta las casas (más ricas) en lo que conocemos como grifos, hasta finales del siglo XIX, el lavado corporal en las casas humildes se hacia mediante palanganas, baldes y aguamaniles. Lo normal era ir a las fuentes públicas a recoger cubos de agua. Llenar una bañera y bañarse en ella, era un lujo...de Marqués. Al salir detengan su mirada en la antigua Fuente de la Portaferrisa (1680) decorada con azulejos de más moderna factura, que relatan la historia de la calle.
Sigan por la calle Portaferrisa, hasta la tienda de cosméticos Body Shop, donde alguna vez venden brochas de afeitar de pelo sintético y una crema de formulación británica, con extracto de raiz de maca peruana. Mas volvamos unos metros hacia atrás para coger el coqueto callejón del Petritxol, con sus chocolaterías, galerías de arte y placas de mayólica por las paredes informado de historias y costumbres. En esta calle nació y murió el dramaturgo Ángel Guimerà, y trabajó, en un pequeño taller de pañuelos en 1950, Montserrat Caballé, mientras era estudiante de canto.
Al final, en la plaza del Pi, esquina con Petritxol, descubrimos la emblemática Ganiveteria Roca, en los bajos de un edificio neoclásico de 1685, de fachada esgrafiada, donde se ubicaba el Gremio de tenderos (revenedors) de la Ciudad. Esta cuchilleria la fundó Ramón Roca en 1916. Sus amplios escaparates de estilo vienés (los rótulos superiores rezan Solingen – París – Barcelona) nos muestran todo tipo de cuchillos, navajas, tijeras, peines, cortauñas,...pero también navajas de afeitar, brochas, jabones, after (entre ellos los Myrsol), disponen también de taller de afilado. Cocineros, carniceros, barberos, modistas, peluqueros tienen y han tenido aquí su tienda de confianza, con variedad y alta calidad. El mobiliario modernista original hacen de esta tienda un pequeño museo.
Llevamos casi tres horas andando. Es hora de tomar un refrigerio. Les recomiendo la terraza del Bar del Pi, en la anexa plaza de Sant Josep Oriol, frente a la Basílica gótica de Santa María del Pi, y al lado de la farmacia (ahora heladeria) donde en la rebotica hacia su tertulia vespertina Angel Guimerà, cuya estatua de bronce nos vigila de cerca, mientras vemos el ir y venir de los amantes de la pintura - si es sábado - pues allí se celebra los fines de semana el mercadillo de pintores.
Ya me dirán si seguimos con la ruta.... o están ya agotados.
Gracias por leer.
[video=youtube]https://youtu.be/jB7yClswBsw[/video]
Continúa en Parte II- Ruta histórica por la Barcelona del perfume, el jabón y la Higiene.