Tras unos magníficos días por el país vecino, ahora toca disfrutar de estos souvenirs a los que no me pude resistir.

La semogue 1305 llevaba años rondándome la cabeza, pero a pesar de mi gusto por las cerdas y en concreto por Semogue no me decidía por la fragilidad de su esmaltado.
Pero al verla allí en el escaparate, preciosa, sólita en su tierra natal y por debajo de los 10 euros no me pude resistir.
Ahora esta en remojo para ser inaugurada junto con la crema O Melhor.
Ansioso estoy.