Ponle un taquito (de madera, por ejemplo) debajo, o sea, que el mango asiente en dicho taquito (de 6 cm de grosor, creo, sería más que suficiente). Así evitarás que le dé el calor del fuego más directamente. El calor atraviesa con fuerza el fino acero de la olla y del vasito de cristal y puede, por temperatura, llegar a rajar el mango de la brocha. Te lo digo por experiencia propia, amigo.