Jabones y cremas procedentes del ahorro acumulado en tres meses, que es el tiempo que llevo desde que me metí de lleno en esta bendita afición.
Tras mucho pelear con la generala, he conseguido racanear un cajón del mueble del salón. El mueble del baño ya no da para más entre lociones, bálsamos y perfumes. Maquinillas y brochas en un cajón de la mesilla de noche. No descarto expropiar una balda de la alacena de la cocina pero lo más probable es que me echen de casa y salgamos en el telediario.
Un no parar, amigos, que os voy a contar…
