Libro procedente de la Biblioteca Nacional de España (1104021571).
Copia literal manteniendo la ortografía y puntuación original.
COMPSILÓGIA
Ó ARTE
DE APRENDER Á AFEITARSE POR SÍ SOLO
con comodidad, aseo y prontitud
POR
D. AGUSTIN FERNANDEZ ALMEJUN
MADRID
IMPRENTA DE IBARRA
Enero de 1831
Amigo mio, la necesidad me ha hecho discurrir el mas fácil método para afeitarse uno á sí mismo y con la mejor comodidad, porque, gracias á Dios, la naturaleza me ha dotado de una abundante y densa barba, y ademas porque desde mis principios me dediqué á egercer esta industria para obtener otro egercicio; por lo que puedo dar reglas acerca de esta materia, y el deseo de la comodidad del prógimo me estimula á publicar esta Compsilógia. Digo la necesidad tambien, porque en primer lugar no siempre hay disposicion para valerse de otra persona, y aunque la haya es muy ventajoso el afeitarse solo despues de haberlo egercido solamente cuatro ó cinco veces, y menos si se dedica desde que principia á haber barba, observando las reglas que prescribo en el método de efectuarlo y en preparar los instrumentos necesarios; y en segundo lugar porque si se afeita uno solo se evita que suceda lo que á mí me sucedió en una ocasion, la única que me han afeitado, que por curiosidad, y por saber si afeitaban mejor en una barbería que en la mia me entré á afeitar, y creo no pasar peor rato en mi vida, porque la navaja parecía que habían afeitado nabos con ella.
No he inventado ninguna máquina para afeitarse maquinalmente, porque no es posible el practicarse de otra manera que de la que se ha egecutado hasta ahora; solo sí he encontrado mas facilidad en egecutarlo manifestando lo que debe hacerse antes, así en el acto de la egecución como despues de ella, y otras advertencias que deben tenerse presentes para que se haga con mas comodidad y prontitud.
Muchos no ignoran esta habilidad y no la egercen, ó por no tener lugar y pierden mas tiempo, ó por no saber tener hábiles los instrumentos necesarios, y esto es lo mas comun, y en lo que consiste mas particularmente el afeitarse incómodamente.
Daré los preceptos que deben observarse para hacerlo cómoda y prontamente.
De los utensilios que se necesitan para afeitarse.
1.º Las navajas; 2.º la piedra dulce para afilar, ó las pastillas; 3.º la correa; 4.º el navagero ó paño de limpiar la navaja; 5.º el peine y las tigeras para arreglarse las patillas, si las tiene, y 6.º un espejo.
De las navajas.
Un par de navajas buenas son suficientes para afeitarse uno aunque sea veinte años, pero para mejor comodidad se deben tener dos pares con el obgeto de tener bien servibles las unas mientras las otras no lo estan y se necesitan vaciar, porque despues de vaciadas es necesario mucha delicadeza para arreglarlas, como diré, hasta que estén entradas en corte que se llama: cuando solo haya dos navajas debe hacerse lo mismo que con cuatro, esto es, que esté una útil mientras la otra no lo esté y sea necesario vaciarla y arreglarla.
Hay muchas diferencias de navajas que se conocen por las marcas que tienen en la cara anterior de la hoja, si son Barcelonesas, Inglesas, Francesas &c., mas no se puede asegurar su calidad, esto es, preferir las Barcelonesas á las Inglesas, ni estas á las demas porque entre todas hay de todo; por egemplo entre dos navajas francesas acaso una es buena y otra mala, y lo mismo de las demas.
La gracia de un instrumento cualquiera consiste en el temple qeu se le dé, y esto suele probarse espirando la hoja, y observando si el gas calórico que se le ha prestado se disipa pronto; en este caso se le puede dar alguna preferencia porqu sueles salir mejores, á lo menos se conoce que no son de hierro como hay algunas. Esta observacion no rige en las navajas ya vaciadas, pero sí el color azulado que conservan cuando tienen buen acero y buen temple.
Estas observaciones se hacen cuando se quiere tener navajas de cuatro ó seis reales, pero las navajas que valen de ocho reales arriba no suelen engañar, y mucho menos las que valen veinte, por consiguiente se pueden dividir segun sus precios.
Tambien se puede tener lujo, digámoslo así, en esta parte, teniendo la caja con siete navajas que cada una tiene el nombre del lunes, martes &c. sirviendo cada una su dia á la semana. Estas navajas son todas iguales para acomodarse igualmente á cada una de ellas, cuando se va á afeitar una sobre-hoja no cortante que sirve para guiar la navaja en un plano un poco vertical y para evitar el que se corte.
Tambien hay navajas sueltas con esta sobre hoja. De las navajas jaspeadas que poco tiempo há se publicaron, llamadas así por tener jaspeada la hoja, solo se puede decir que sí tienen un temple muy bueno por el cual se puede servir de ellas mucho tiempo sin tocarlas, sobándolas únicamente con la correa y metiéndolas en agua caliente cuando se va á afeitar, y usando de una pasta segun diré; de este modo pueden servir mucho tiempo sin vaciarlas, porque yo creo que en vaciándolas se concluye la navaja.
Es de advertir que muchas navajas son buenas antes de vaciarse, y despues de vaciadas parecen malas, esto puede consistir en el vaciado cuando están sumamente delgadas ó tienen el filo vuelto, ó en fin desigual; por esta razon cundo se dan á vaciar se debe advertir que no queden muy delgadas y sí iguales, particularmente si la barba es muy dura.
Finalmente, siempre se debe procurar que la hoja de la navaja no tropieze en el mango cuando se cierra, porque si son finas se hacen boquitas.
De la piedra para afilar navajas.
Hay varias especies de piedras que se distinguen en el color, y la consistencia de ellas: las hay blancas, negras, azules y amarillas, &c. por su consistencia son duras ó blandas.
Las piedras que tienen un color blanco amarillento igual, sin mezcla de otro color, son las mejores, pero debe atenderse tambien á su consistencia, que no sean esponjosas, porque estas son las más duras, aunque tambien hay algunas que no lo son, y parecen guijos. En fin, vale mas que una piedra peque de blanda que de dura, aunque este defecto si no es muy considerable puede corregirse por unas cuantas veces dándole con piedra pomez antes de afilar las navajas; mojando la piedra pomez en agua, y dando á la piedra de afilar con ella por igual. Esto también es útil el hacerlo alguna vez, aun cuando la piedra sea buena, para limpiarla y quitar el acero que suelen dejar las navajas.
Una piedra de afilar siendo buena, es apreciable, porque á poca costa se tienen corrientes las navajas; al paso que una mala es lo mismo que tener un guijo y peor.
Cada piedra de afilar suele constar de dos piezas que se llaman azul y blanca, y cada una tiene su uso particular, como diré ahora.
Modo de afilar y componer las navajas.
En esto consiste el afeitarse cualquiera á gusto, en saber tener las navajas bien compuestas; para cuyo efecto se coge la piedra con la mano izquierda, y con un dedo, ó una plumita se unta por ambos lados con aceite. Se coge la navaja con la mano derecha estendida en toda su longitud, se asegura la hoja con los dedos pulgar, índice y medio; y con el anular, el pequeño y el borde cubital de la palma de la mano se asegura el mango. Dispuesto así se sienta la navaja de plano en un estremo de la piedra, guiando el corte al dorso de la navaja, se trae y se lleva comprendiendo en estas vueltas toda la piedra con todo el corte de la navaja. Estos movimientos de traer y llevar la navaja no han de ser rectos sobre la piedra, sino que deben ser un poco oblícuos, pero muy suaves, en particular cuando esté muy delgada la navaja: debe apretarse mas cuando esté algo gruesa.
No se pueden limitar las vueltas que necesita una navaja para que quede buena, pero cuando está delgada con pocas y que sean suaves hay bastantes: en generar deben darse vueltas iguales, esto, sin mudar de direcciones hasta que quede cortante, procurando probarla á las 8 ó 10 vueltas en los dedos ó la mano, porque algunas veces si no se hace esto tambien se suele pasar, y cuesta mas trabajo el habilitarlas. Satisfecho ya de que corta bastante, se le dan unas cuantas vueltas en la piedra azul para que quede mas suave, que es para lo que se destina esta piedra.
Debe tenerse presente todo esto para que una navaja quede cortante y suave, pero algunas veces no bastan estas gestiones, y esto sucede cuando una navaja ya está muy gorda, en este caso se necesita vaciar.
Las pastillas tienen la forma de pasta, y de barritas; el modo de usarse la pasta es tomando una corta cantidad de esta con un dedo, y estendiéndola en una baqueta ó en un lado de la madera, se dan ocho ó diez vueltas suaves sobre ella, y en seguida se vuelve á pasar en otra correa, que esté seca, ó en el otro lado de la madera. La pasta en forma de barritas se disuelve en un poquito de aceite, y estendiéndola en la baqueta se usa del mismo modo. A estas pastillas les dan la virtud que no tienen, porque si por este medio se ahorrase el vaciarlas, segun dicen, sería una gran ventaja y una gran comodidad. La única virtud que yo encuentro en ellas es el desgastar algo el filo á las navajas cuando le tienen, mas cuando no le tienen se logra ponerlas un poco ásperas; pero en fin pueden suplir provisionalmente á la piedra, mas cuando la hay, esta solo conviene, y por consiguiente son inútiles las pastillas.
La correa no es mas que un pedazo de baqueta de siete dedos de larga y tres de ancha, es de material que sea algo mas ó menos largo ó ancha, que sirve para limpiar y suavizar las navajas.
Para usar de las pastillas se necesita tener dos correas; la una sirve para la pasta y la otra para despues de ella. Aun es preferible á la correa un pedazo de palo ó madera, que no se si es exótico, o indígenog, esto es, del pais ó estrangero; lo cierto es que es una madera muy ductil, blanda y suave, que suaviza perfectamente las navajas. Esta madera es mas comun en Cádiz, de donde se suele traer.
Bien se deja conocer que el modo de dar correa á las navajas es á la inversa que para afilar, esto es, guiando el dorso de la navaja al corte.
El navagero debe ser un pedazo de lienzo que sea fino, ó á lo menos que no sea estoposo, porque siendo así es bastante para que se estropee una navaja, y máxime si es muy fina, ó está recien vaciada, y aun se debe frotar si tiene barba de la última vez.
De los utensilios para bañarse.
Los utensilios necesarios para bañarse son agua comun, jabon, agua de colonia, y una brocha si se quiere bañar con ella, que no deja de ser muy cómoda, tanto para espumar el jabón en una cajita como en la cara.
Algunos no usan de agua caliente para bañarse, porque con esta creen que el cútil se arruga, y solo usan de agua fria, pero con esta se hace muy sensible el cútis, y la barba no se ablanda tanto, y así si la agua caliente laxa el cútis, despues se debe lavar con agua fria, y esta le constriñe.
El jabon para afeitar es sólido, y líquido; el jabon sólido es simple ó mezclado con algun olor grato; uno y otro suelen tener algo de cal que quema la cara si es algo de cantidad y no se bate bien, esto sucede tambien segun la mezcla tenga. El jabon sólido simple de Mora es el mejor por no tener cal, y esto se conoce tocándolo un poco con la punta de la lengua. El jabon sólido con mezcla de cualquier aroma tiene la forma de bolas, ó de panales cuadrados, que solo sos propios para bañar con la mano, el jabon líquido es mas propio para bañar con brocha: este jabon se vende por botes en algunas perfumerías, tiene un olor muy grato, y es tan bueno que con tres ó cuatro gotas hay bastante para bañarse una vez. Tambien hay cajitas de jabon en polvo, aunque con facilidad se le puede dar esta forma que es la mas propia para bañarse con brocha; se usa echando en la jabonera la cantidad del polvo que se coge entre dos dedos, y como una cucharada de agua, y se disuelve con la brocha hasta que se reduzca á espuma.
Modo de bañarse con la mano.
Se reduce á mojarse bien la cara con agua de jabon, y á dejarla impregnada con la espuma para que se conserve la humedad. Siempre es muy bueno el echar unas gotas de agua de colonia ó de aguardiente en el agua, particularmente cuando hay granos ó pupas en la cara.
Con brocha.
Esto es mas cómodo porque se espuma el jabon separadamente en una cajita con la brocha antes de mojar la cara, esto se hace echando en la cajita un pedacito de jabon ó unas gotas de líquido, ó de polvo, y echando despues una corta cantidad de agua caliente, ó mejor, mojando la brocha en la agua se hace espuma, que se da en la cara mojando también con agua.
Acaso habrá quien diga que se necesita un armario para los instrumentos, pero no señor; en una caja acomodada que tenga su division para las navajas, para el jabon y la brocha, para la correa y pastilla ó piedra, para las tigeras y peine, una pequeña caja para espumar el jabon, y aun para el navagero y espejo se puede conservar con mucho aseo, de manera que aunque sea en un camino se puede afeitar cualquiera.
Modo de afeitarse.
Estando remojada ya la barba se sienta en una silla, teniendo un espejo delante encima de una mesa, ó bien se pone derecho estando colgado el espejo y el navajero.
La navaja, que se coge con la mano derecha, debe formar un ángulo con el corte hácia afuera, cojiendo el mango entre el dedo pequeño y el anular, y la hoja entre el dedo pulgar y los otros cuatro dedos.
Deben observarse dos cosas que son: asentar la navaja en un plano un poco vertical, y estirar bien el cútis. El modo de estirar bien el cútis es ó bien cogiendo este con el dedo pulgar y el índice de la mano izquierda como un pellizco, ó bien estirándolo con los dedos. En fin es preciso valerse muchas veces de mañas ya formando elevaciones con los carrillos, ya con la lengua ó ya finalmente estirando el cútis naturalmente como puede hacerse en todo el rededor de la boca.
Es de material que se principie á afeitar por los vigotes, por debajo de la barba ó por cualquiera otra parte. Si se principia por debajo de la barba se levanta la cabeza volviéndola ya á un lado, ya á otro segun los repelos y segun las cavidades se forman, guiando la navaja ya hácia arriba ya hácia abajo segun convenga. Si por los vigotes y rededor de la boca como metiendo los labios en esta, el vigote izquierdo se afeita mejor con la mano izquierda, y aun ciertos repelos de este ó del otro lado, lo demas puede afeitarse bien con la mano derecha.
Para descañonarse bien no es necesario mojarse segunda vez todaa la cara habiéndose mojado bien la primera, porque es bastante el mojar los dedos en la agua, ó espuma, que debe estar delante, y con estos el parage que se haya segado, ó el repelo que se haya de descañonar.
Siendo lo mas necesario para evitar el cortarse el estirar bien el cútis, se procura llevar siempre los dedos con que se estira unas veces detras, y otras delante de la navaja, aun cuando se estire naturalmente en particular para el descañoneo, que se necesita apretar mas la navaja.
En fin como todas las barbas no son iguales, á unos les es preciso hacer cortes y posturas distintas que á otros, segun los repelos, segun las cavidades del cútis, segun las cicatrices que suele haber, y segun la figura se le de á las patillas.
Advierto por último que en el intermedio de la operacion conviene sobar dos ó tres veces, segun la dureza de la barba, á la navaja, aun cuando esté buena, para que se conserve así.
Despues de ya afeitado se debe lavar la cara con agua fria para limpiarse el jabon, y para que se quite el escozor si queda algo; se seca con un paño, se peina la cabeza y la patilla, si la tiene.