Hola.
Yo no he probado aún muchos productos, pero el Proraso Azul me gusta bastante. Fue mi crema de batalla de verano cuando antes del confinamiento aún los músicos podíamos hacer giras y esas cosas. La de la última gira, en Agosto/Septiembre de 2019 concretamente.
El olor del Proraso Azul me recuerda a levantarte a las siete de la tarde en una habitación del Hostal Mediaestrella que parecía congelado en 1978, con la cabeza abombada todavía del calor y los decibelios del bolo de la noche anterior, tu compañero el Manolo roncando en la cama de al lado. Te bebes un litro de agua que le queda aún a la botella de Lanjarón que tienes al lado de la cama para bajar un paracetamol 650 mientras repasas mentalmente dónde estás tú y a cuántos kilómetros está el pueblo del bolo de esa noche: "Tío, levanta que son ya las siete, tenemos la prueba de sonido a las ocho y media en Villaconejos de Abajo".
El baño aún tiene un W.C. de los de tirar de la cadena, parece un escenario de "Cuéntame". ¿Sabrán en recepción lo de la muerte del Caudillo? Te duchas apresuradamente, cabeza y cuerpo con el mismo bote "Cien" del Lidl que huele a una mezcla entre ambientador de limón y trementina, estás currando, hay que ir a lo práctico... pero a la hora del afeitado...¡ah amigo, a la hora del afeitado nada de eso! Un tubo flamante de Proraso Azul, mi fiel Wilkinson Classic y la Beter de tejón bastardo del Cáucaso. Sin prisas, que se esperen un poco en Villaconejos de Abajo, que les vaya hablando el Alcalde o algo, que ahora vamos nosotros.
Para finalizar, Emulsión Myrsol y un par de toques de Massimo Dutti. Sales de la ducha convertido en un tío que ahora sí podría subirse a un escenario (a uno de tercera en Villaconejos, pero escenario a fin de cuentas). El Manolo ha puesto el aire acondicionado de la habitación a tope, en circunstancias normales te cagarías en sus muertos, pero Agosto no son condiciones normales. Ni de coña se les puede llamar a 37 grados y un 85% de humedad a las once de la noche "condiciones normales". Como último toque del ritual metes la cara debajo del chorro de aire helado, que te deja reseco pero no importa porque te está dando la puta vida y te esperan unas cuantas horas de calor, humedad, focos, masas enfervorecidas y bailarinas de electrolatino "vestidas" con unos atuendos que avergonzarían a la Veneno.
Antes de bajar a la cafetería a pillar lo que sea le gritas al Manolo (que ahora está él en la ducha) que esta noche en Villaconejos de Abajo lo vais a petar, que mereció la pena ir al conservatorio. Se ríe y te contesta que le mandes ubicación al wassap cuando la sepas.
Qué quieres que te diga, me encanta el Proraso Azul.