Lamentablemente voy a ser bastante crítico a pesar de intentar rehuir siempre esta posición. Pero después de empaparme el vídeo del pseudo influencer Carlos Rubio decidí hacerle caso tras tanto mencanta mencanta mencanta y probar uno de ellos, quizá con el que más enfatiza de ellos. Me pedí el Giorgio Beverly Hills esperando algo, aunque fuera solo aroma de barbería, que menos. El resultado es un olor simple, sin calidad, sin personalidad, propio de supermercados...., en fin. Donde dije el próximo será el..., digo Diego.