
" El puro... es algo que exige respeto. Se dirige a todos los sentidos, a todos los placeres
al gusto, al tacto, a la vista... Un buen puro es la promesa de una experiencia
de lo más placentera. "
Zino Davidoff
Y mas cuando en un momento en la tarde frente a un buen café y mi sempiterna copa de limocello, esperando que los sabores que dejan en mi estas otras dos maravillas desaparezcan para tener una charla suave, no muy larga, educada y perfecta para estar en casa (las visitas en casas tienen que ser respetuosas e irse pronto a no ser que uno viva solo). El amigo que viene a visitarnos se llama Le Hoyo du Prince, y su casa es Hoyo de Monterrey.
Una conversación corta, pero por eso perfecta para el mundo en el que vivimos. No llega a cansarnos nunca ya que se despide en lo que tardamos en hojear el periódico, no mas de media hora de suave placer. Algo ideal para los que vivamos en familia y queremos ser respetuosos con nuestras personas queridas. Ya podremos sacar armas de mucho mayor calibre en ocasiones más formales o en nuestras charlas con los mejores amigos.
Lo primero que vemos es un precioso color, una âbuena caraâ morena y tersa cuando está perfecto su grado de humedad. Pequeño pero de cepo generoso para su altura, el nombre de su vitola ya predica lo que nos vamos a encontrar: almuerzos (desconozco otro puro habano con estas dimensiones). Su buena construcción sorprende en su excelente tiro, con mayor mérito viendo su tamaño. La elegancia no se mide sólo por las proporciones y la majestuosidad, es algo mas y los buenos fumadores lo saben. El color, el tener una combustión proporcionada, la consistencia de la ceniza, y sobre todo, el último suspiro del cigarro, hacen de este magnífico puro una belleza discreta y educada, nunca tiene una salida de tono.
En un buen colegio siempre te enseñan a no gritar, a nunca ser pesado, a no hablar de política ni religión delante de otras personas y a ser amable cuando eres invitado. Le Hoyo du Prince parece un caballero bien educado. Dulce, siempre dulce, sin ser nunca empalagoso, recuerda a ciertas esencias como la vainilla y el chocolate. No tendremos aquí ninguna palabra más alta que otra, no hay sensaciones agresivas, y las expresiones picantes se miden y nunca son groseras. Aromático como una mujer discretamente perfumada, que no quiere nunca molestar a nadie con su presencia. Estamos ante una tarde en un bello jardín disfrutando de los olores de las flores y frente a una gran anfitriona que nos obsequia con un café y pastas.
En la vida podemos disfrutar de todo, y muchos de nosotros en el fondo deseamos bellezas discretas como Gwyneth Paltrow para disfrutar de nuestra intimidad. Ya saldremos otro día con Charlize Theron, pero esto será ya otro cantar.