Pues en esta tarde del primer día de agosto, que casualmente también es lunes, les vengo a presentar el curioso caso de un hombre que no gustaba de fumar, pero que le gustaba el aroma del tabaco de pipa.
El caso es que debido a un buen amigo, un día descubrí lo del fumar en pipa. Baste decir que a mi eso de fumar nunca me había llamado la atención. De hecho, nunca he fumado un cigarrillo (ni creo que lo haga). Siempre me he considerado una persona muy sana, así que todo lo relacionado con el fumar, me ha producido siempre bastante desagrado.
Pero como que este amigo mío me invitaba de forma frecuente a su casa, donde disfrutábamos a de algunas de nuestras aficiones, como el ajedrez, se inició en el arte de fumar en pipa. Pues el caso es que el aroma de esos tabacos me agradaba de sobremanera. No tenía nada que ver con el tabaco de cigarrillo que tan molesto me resultaba. De hecho, casi me parecía un ambientador natural muy adecuado.
Así pues, un día me decidí a comprarme una pipa y alguno de los tabacos que mi amigo tenía y cuyo aroma me resultaba agradable. De todas maneras, o del fumar de por si no me llamó especialmente la atención. Debo decir, que el fumar en pipa me recuerda en cierto modo al afeitado clásico: Proporciona un momento de tranquilidad y sosiego que nos aleja del "rush" o las prisas del día a día.
Como el lector podrá imaginar, no fumé demasiado en pipa. De todas maneras, hoy rebuscando por casa, he encontrado de nuevo esos tabacos y esas pipas que guardé de forma bastante ordenada. De hecho, los tabacos enlatados aun tienen cierto grado de humedad, pero no sé hasta que punto serán fumables. Quien sabe, quizás en mis próximas vacaciones, en las que, entre otras personas, estará mi amigo pipafumador, me animé a recordar viejos tiempos.
¿Hay pues por aquí más fumadores de pipa? (Yo no me lo considero, sólo llego a amante del aroma que éstas desprenden).