Las bicicletas reclinadas no son un concepto innovador, de hecho existen desde hace más de un siglo, desde el mismo nacimiento de la bicicleta. No aburriré mostrando ventajas e inconvenientes, simplemente diré que no volveré a las verticales y que mi siguiente bici será también reclinada. El que necesite más información tiene acceso a ella fácilmente con su buscador favorito de internet.
El que no sean más populares se debe a una decisión de la UCI que decidió prohibir las bicicletas reclinadas en 1934 después de que un ciclista no profesional batiese la plusmarca de la hora con una reclinada. De hecho mi bici no es tal según la UCI sino un vehículo a tracción humana sin accesorios aerodinámicos especiales (!).
Ahora se vive un resurgir de este tipo de bicicletas y el número de fabricantes así lo certifica: Azub, Nazca, Optima, Challenge, Bacchetta, Flevobike, Cruzbike, Flux, Troytec, Hi-Bent, HP Velotechnik, ICE, Performer, M5, METABIKE, Zockra, Raptobike, Zephyr, Slyway... amén de las artesanales. Algunos dicen que el principal inconveniente de estas bicis es el precio, y en parte lo es en el escalón de acceso, aunque una cabra o una flaca de calidad también tiene un precio de cuatro cifras, más bien lo es el que no se vean modelos en las tiendas habituales de bicis y solo en específicas. Como no se ven a la venta fácilmente no se compran y como no se compran no se ven por la calle, y como no se ven por la calle no hay demanda, y como no hay demanda no se ponen a la venta. El círculo vicioso que no solo se ve con las reclinadas.
Hablar de bicicletas reclinadas es como hablar de bicicletas verticales, hay un montón de tipos diferentes con configuraciones específicas para necesidades concretas, de hecho hay bastante más variedad dentro de las reclinadas. La mía es una turismo y tiene el diseño adecuado a ello. Tuve algunas dificultades los dos primeros días porque es diferente a una vertical. En cierto modo es como empezar de nuevo y ello conlleva un aprendizaje. A día de hoy con varios miles de kilómetros encima no tengo ninguna dificultad e incluso me muevo con soltura en el tráfico urbano.
Encuentro un cierto paralelismo entre el afeitado a navaja y el ciclismo reclinado. El que no lo conoce no para de advertir de los peligros y de los inconvenientes pero desde un punto de vista basado en suposiciones y no en hechos. Es lógico, todo lo diferente nos asusta porque nos hace salir de nuestra zona de confort. A veces merece la pena dar un paso adelante.
En Madrid hay al menos una tienda que alquila reclinadas. Mejor no probarlas. Imagínate que te gustan. Uf, pasarías de tener una bicicleta a tener un vehículo a tracción humana sin accesorios aerodinámicos especiales. Nada, nada, mejor lo bueno conocido que lo mejor por conocer.