No hay que olvidar que la SAPE nace en un país tremendamente pobre y convulsionado por guerras continuas.
Este movimiento no es sólo estético, ni que es una manera de protestar contra ambas cosas.
Abstraerse en lo posible del ambiente de pobreza brutal que les rodea y cambiar el machete por ir bien vestidos.
"La SAPE es otra puesta en escena de que en todo vertedero nace una flor", dice el fotógrafo italiano Daniele Tamagni.
También es una protesta frente a la uniformidad que quiso imponer el dictador Mobutu Sese Seko, un traje de tres piezas tipo maoísta.
La SAPE es mucho más que unos trajes de colorines, no se queden en lo superfluo.
Les copio y pego un trozo de el artículo de El País que puse en mi primer mensaje y cuya lectura les recomiendo si realmente quieren entender de qué va esto:
"A partir de los años ochenta, los sapeurs desaparecieron del paisaje que tres guerras internas se encargaron de devastar.
Hasta principios de este siglo. Finalizados los últimos conflictos, regresaron al grito de "Dejemos las armas y vistámonos elegantemente". "Solo hay SAPE si hay paz" es otro de sus lemas.
Así es esta liga constituida por hombres estilosos. Su código de vestimenta conlleva un determinado patrón de comportamiento. Sus reglas no escritas imponen obligaciones estéticas: no se pueden combinar más de tres colores en el mismo atuendo, y éticas: los sapeurs son hombres de una moralidad intachable.
La diferencia entre sus condiciones de vida y su manera de vestir será abismal, pero porque la SAPE se corresponde con un modo de pensar y sentir. De ser. Esta es una comunidad emocional que aleja a sus miembros de la exclusión social. Desde el pacifismo anima a la autosuperación. Su voluntad es la de dignificar".