Pues yo sí que me los comía de chaval. En el pueblo de los abuelos íbamos los niños a buscarlos por los prados y huertas y luego los preparaban. Recuerdo que estaban buenos. Hace muchos años que no los cato, ni sabía que están protegidos y no se pueden recoger en el campo. Tampoco lo haría si no fuese zona bien conocida por la posibilidad de que estuviesen contaminados por productos fitosanitarios.
No tendría reparo alguno en comer insectos de los criados para consumo humano. Aparte de los que te comes involuntariamente cuando vas en bici recuerdo dos veces que sí los comí intencionadamente. Una de niño. Había en el pueblo un cerezo que por lo que fuera tenía siempre muchas cerezas con gusanos. Eran muy dulces pero poco apetecibles y nadie las recogía lógicamente. Íbamos de noche, nos subíamos a las ramas y listo, ojos que no ven, gusano que te comes. Otra vez en una excursión ya de adolescente se nos llenó una caja de hojaldres de Astorga de hormigas. Si pensaban que no los íbamos a comer estaban muy equivocadas. Dulces, sabrosos... y crujientes.