Esa es una pregunta que repetidamente me hacen.Quizá porque de todos mis gustos raros para la mayoría de la gente, sea el que es más evidente.
Afeitarse es algo que suele hacerse en la intimidad. No se ve, pero se nota y se huele. Pero quienes están a nuestro alrededor no saben si hemos usado una cosa de esas con muchas hojas o una sencilla y efectiva maquinilla de afeitar de seguridad. Como mucho si hemos usado un AS o una colonia distintos a lo habitual, alguien dirá aquello de ¡qué bien huele! pero normalmente la cosa no va a más.
Usar un reloj mecánico de cuerda o automático, solo causa extrañeza si tu lo comentas, porque la gente o no se fija o como no es uno de los "buenos" esos de Vic... o de San... no los conocen. Y si llevas un Rolex o un Omega, mucha gente piensa que lo que llevas es una falsificación. Lo ven pero no lo notan.
Ahora con las plumas estilográficas la cosa es distinta. Llaman la atención, causan extrañeza, perplejidad, admiración, casi diría a veces que envidia. Las ven, las notan y algunos más osados hasta se atreven a pedir que se las enseñes.
Llegar a una reunión y sacar del bolsillo un pequeño cuaderno para tomar notas y la funda con un par de plumas, hace que quienes no te conocen se fijen en ti.
Pero volvamos al principio,
¿por qué las uso?
No hay una única respuesta a esa pregunta pero voy a intentar dar algunas explicaciones del por qué, quizá a más de uno le sirvan de acicate para descubrirlas, si es que no lo habeís hecho ya.
Por su variedad de formas, materiales y colores con las que son y han sido fabricadas.
Por su suavidad al escribir. En contra de lo que ocurre con un lápiz o un bolígrafo, que hay que realizar una cierta presión sobre el papel para escibrir, la estilográfica se desliza depositando suavemente su rastro de tinta. Esto te permite mayor expresividad en la letra, reflejando mucho mejor tu estado de ánimo. Si adicionalmente usamos una anciana con plumín flexible, cualquier mínima variación en la presión ejercida modificará el trazo mostrando una amplia gama de registros.
Porque me gusta el ritual de elegir la pluma que voy a utilizar, la tinta con la que voy a llenarla, cómo voy a hacerlo en función de su sistema de carga.
Porque hacen que escriba quizá un poco más lentamente de lo que lo haría con otros elementos de escritura, a cambio me permiten elaborar mejor mis ideas.
Porque transmiten una sensación de objeto útil y práctico, pensado para resolver una necesidad concreta y que perdura a pesar de las novedades que se han producido en ese campo.
Porque una estilográfica de principios del siglo pasado, sigue escribiendo tan bien como cuando fue fabricada, aportando la sensación de ser un objeto bien construido, duradero, hecho para ser utilizado y que tiene toda una historia detrás.
Porque las plumas son un reflejo de las circunstancias en las que han sido diseñadas y fabricadas, porque han ido incorporando en su más que centenaria historia, los avances en nuevos materiales, los desarrollos tecnológicos tanto en su complejidad técnica como en su fabricación, los gustos de la época en que nacieron, los problemas a causa de los conflictos bélicos.
Porque siendo un niño, me regalaron una modesta pluma y me maravillo.
Porque me diferencian ligeramente en una sociedad donde cada vez todo es más estándar, más de usar y tirar.
En definitiva uso plumas porque me gustan...