Hoy os voy a enseñar cómo un buen par de zapatos puede volver literalmente a la vida tras años de abandono. Como pueda hacerse con un buen puro habano, un traje confeccionado con un tejido de calidad, o incluso un buen jabón de afeitar, es posible que unos zapatos que han estado muchos años en desuso y se encuentran en un estado incluso lamentable puedan volver a lucir un aspecto lustroso.
Los zapatos con los que trato de demostrarlo son unos Carmina Albadalejo (nombre con el que hace unos años se denominaban los zapatos hoy simplemente llamados Carmina). Los he encontrado por casualidad en el trastero de la casa de mis padres. Estos zapatos pertenecen a mi etapa universitaria. Hace ya unos años de eso. Aunque no he crecido demasiado desde entonces, sí he tendido a utilizar zapatos más grandes de lo que lo hacía en esos años. Por tanto estos zapatos a día de hoy no me valen.
Podéis ver en esta foto el estado lamentable que tenían los zapatos cuando los he encontrado. Suciedad, profundas marcas fruto de no utilizar hormas- entonces no lo hacía- e incluso muestras claras de humedad.

Como veréis los zapatos estaban guardados en su caja con un bote de betún de la marca. No obstante he preferido tratarlos con productos Saphir de los que ya hemos hablado.
Los he cepillado bien y después he aplicado renovador por toda la pala en movimientos circulares con ayuda de un paño húmedo. Después he dejado que se sequen para que el producto actúe. A continuación los he cepillado de nuevo y he procedido a aplicarles varias capas finas de crema de una tonalidad algo más oscura y alternativamente les he aplicado gotas de agua tibia. Si se aplica durante suficientes minutos-cosa que por falta de paciencia no he hecho hoy- el agua tibia con el betún sobre el zapato, los poros de la piel se abrirán dando lugar a un brillo extraordinario (el conocido como efecto glaí§age)..
Una vez la crema hubo penetrado en el cuero, procedí a un último cepillado. Posteriormente les puse unas hormas de cedro y este es el resultado:

Si esta operación se repite en lo sucesivo, la vida regresará a estos zapatos como si nunca se hubiese ido.

Unos oxford muy bonitos. Ligeramente más achatados en su horma de lo que acostumbro. El color también es un tanto más claro de lo que consumo actualmente. Prueba todo ello de en qué dirección han evolucionado mis gustos.
En todo caso, unos zapatos excepcionales con todas sus letras. Aprovecho para recomendaros a todos la marca Carmina. Es la única española que puede preciarse de estar entre las mejores referencias mundiales.
Como os digo ya no me van bien. Se los voy a regalar a un sobrino. Una pequeña joya que seguro sabrá apreciar.