El Junkers JU-87, más conocido como Stuka, fue diseñado para ser el tanque del cielo. Robusto, tosco, con ala de gaviota que le permitian realizar picados temerarios, su misión original era el ataque, en picado, al suelo. Y esa misión la cumplió a la perfección, causando el pánico en la líneas enemigas, hasta 1942, cuando sus oponentes, empezaron a tener más y mejores aviones que podían oponérsele.
El Stuka, precisaba para realizar su labor de una eficar escolta de cazas, que le prestaran la necesaria protección aérea, ya que como buen bombardero específico, sus capacidades defensivas eran relativamente escasas.
Fue concebido como parte de la blitzkrieg o guerra relámpago, por delante de las tropas mecanizadas debía abrir camino entre las líneas enemigas, para permitir que las unidades terrestres pudieran penetrar rápidamente el campo enemigo y conseguir sus objetivos.
Todo en su construcción estaba pensado para cumplir su función y poder ser recuperado y reparado rápidamente.
El mayor error fue creer, que sus exitos iniciales y su buen comportamiento, lo situaban como uno de los mejores aviones que podría usarse en cualquier situación y para cualquier misión.