Unos niños estaban jugando subidos en las ramas de un árbol al lado de un camino. Pasó un hombre que iba al trabajo, miró a los niños y llamó a uno de ellos:
- Niña, acércate un momento, por favor.
La niña bajó del árbol y se acercó al señor.
- Toma este billete. Ve a casa y que tu madre te compre bragas, que falta te hacen.
La niña, muy contenta, cogió el dinero, y tras dar las gracias al señor se fue corriendo a su casa.
- Mamá, mamá, un señor vio que estaba sin bragas y me dio este dinero para que me las compres.
A la madre inmediatamente se le iluminó la cara.
Al día siguiente el vecino volvió a pasar por el camino. Subida en el árbol estaba la madre de la niña. El hombre miro hacia arriba y llamó a la señora.
- Señora, acérquese un momento, por favor.
La señora bajó del árbol y se acercó al señor.
-Tome este billete.
¡Gracias! -dijo la señora-. Ahora iré a comprar bragas.
¿Bragas? -replicó el señor-. Yo le he dado el billete para que se compre una buena maquinilla de afeitar, que falta le hace.